¡Muy buenas a todos! En esta décima lección, quiero daros algunos consejos que os ayudarán a optimizar los resultados de vuestras sesiones de ensayo. Pero antes de comenzar, me vais a permitir un pequeño paréntesis en el que me gustaría hablaros sobre por qué no es lo mismo practicar una hora al día que siete horas un día. Por alguna extraña razón, son muchos los cantantes que no practican regularmente. Quizás porque consideran que el canto es algo «natural», como nadar o correr, algo que se hace fácilmente y en cualquier momento, por lo que practicar un día o dos debería ser suficiente. Y es cierto que esto es así para algunas personas pero no para la mayoría. Si lo que quieres es desarrollar tu talento y hacer justicia a la música, tendrás que dedicarle tanto tiempo y constancia como te sea posible. El objetivo de la práctica diaria es el pleno desarrollo de tu potencial y el perfeccionamiento de todos los detalles de la técnica vocal, de modo que en los ensayos, conciertos y grabaciones, los mecanismos de tu voz sean siempre de fiar. Y me gustaría terminar este paréntesis citando al célebre violinista Jascha Heifetz, el cual dijo:
«Si no practico un día lo noto yo; dos días, lo notan los críticos; tres días y lo nota todo el mundo»
Dicho esto, os enumeraré una serie de normas que deberéis seguir si queréis sacar el mayor partido a vuestras sesiones de ensayo:
Calentamiento: Como el cuerpo de un atleta, la voz ha de ser precalentada suavemente para que trabaje con el mejor rendimiento posible y no se vea dañada. Si cantas con energía a partir de un estado «frío», especialmente en la zona de los agudos, producirás con toda seguridad un sonido áspero, crudo y poco refinado. Quince minutos de calentamiento lento, tranquilo y suave serán suficientes para evitar esto.
No toques y cantes a la vez: Evita la tentación de sentarte ante el teclado o cualquier otro instrumento para acompañarte a ti mismo hasta que no domines la canción tanto con la voz como con dicho instrumento por separado.
Párate en lo que no te sale: No tiene ningún sentido practicar una canción de principio a fin una y otra vez cuando probablemente el mayor problema de ésta se encuentre en apenas 10 o 15 segundos situados en un lugar muy concreto de la misma. No pierdas el tiempo estudiando lo que ya te sale bien y céntrate en repetir las partes problemáticas.
Vigila la duración del ensayo: Sobre todo en el caso de principiantes y cantantes jóvenes, evita superar los 30 minutos por sesión de ensayo. Dicho tiempo no incluye, claro está, el calentamiento vocal ni diafragmático. Luego, la duración podrá irse incrementando de diez en diez minutos.
Primero las notas bajas, luego las agudas: Comienza siempre a cantar canciones cómodas, situadas en la zona media y baja de tu registro vocal. Una vez sientas que dichas notas no te suponen ningún problema, ve pasando gradualmente a la parte superior de tu tesitura.
Practica delante de un amigo o familiar de vez en cuando:Tus oídos pueden acostumbrarse a los pequeños fallos y dejar de tenerlos en cuenta. Por lo tanto, resulta muy aconsejable que alguien que no esté acostumbrado te escuche cantar ocasionalmente y te dé su opinión sincera. Siempre que sean críticas constructivas, esto nos ayudará a mejorar a mucha más velocidad que si únicamente practicásemos solos.
No cantes con el estómago lleno: Si has comido hace poco, los músculos utilizados en la respiración no podrán moverse libremente. Aleja las sesiones de canto al menos una hora y media de la última comida.
Primero estudia y luego canta: Lo que la mayoría de estudiantes de canto hace a la hora de estudiar una canción nueva suele ser coger la letra y empezar a cantarla de principio a fin una y otra vez hasta que se les pegue la melodía. Esto, con total seguridad, lo único que conseguirá será añadir malas costumbres, entonaciones erróneas y multitud de defectos vocales a nuestro tema, los cuales luego resultan extremadamente difíciles de quitar. En lugar de hacer esto, recomiendo sentaros con la letra por delante y la canción original de fondo y escucharla muchas veces, tomando nota de los puntos que encontréis mayor complejidad. A continuación, sugiero tararearla varias veces en voz baja, prestando especial atención a dónde se sitúan, para nosotros, los cambios entre voz de pecho, voz de cabeza y voz mixta. Únicamente después de haber hecho esto durante el tiempo suficiente, el cuál varía de una persona a otra, habrá llegado el momento de levantarnos y practicar el tema con normalidad.
Y esto ha sido todo por este mes. Espero que os haya resultado útil este artículo y que continuéis atentos a futuras entradas. ¡Un saludo y hasta pronto!
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