¡Muy buenas a todos! Antes que nada quería desearos un feliz año nuevo y espero que os hayáis hartado de cantar estas navidades (aunque sean villancicos). Dicho esto vamos a adentrarnos en el tema que nos ocupa en esta ocasión.
El modo de iniciar y terminar una nota es un aspecto claramente decisivo para una buena técnica vocal. Tanto es así, que el «ataque» implica no sólo el movimiento de las cuerdas vocales, sino también la posición de la lengua, la elevación del paladar, la presión ejercida desde el diafragma, etc. Y lo mismo podría decirse de la «terminación» de esta. Son muchos los movimientos físicos que se producen en dichos momentos y la modificación de cualquiera de ellos alterará el sonido resultante.
Vale, vayamos por parte entonces. Imagina que vas a empezar a cantar una frase. He aquí algunas de las cosas a las que deberemos prestar atención:
- Audición mental del sonido: Si empezamos a cantar sin tener clara la primera nota, es posible que el inicio de esta resulte tembloroso o desafinado. Para evitar esto, durante los primeros compases de la introducción, trata de imaginar el tono exacto de la primera nota en tu mente.
- Lengua y garganta: La mejor posición para la lengua es relajada sobre el suelo de la boca. Si a la hora de empezar a cantar tenemos la lengua levantada, retirada hacia la garganta o adelantada, ésta interferirá en la posición de la laringe afectando a su libertad de movimiento y cambiará el sonido de nuestra voz. La garganta y la mandíbula deberán estar relajadas y naturales, sin tensiones ni rigideces. Por último el paladar blando deberá estar elevado, el grado de elevación dependerá del estilo que estemos cantando y de la altura de la nota, pero independientemente de estos factores el ataque de la nota deberá producirse siempre desde la posición de «inicio de bostezo» de la que tanto se habla en canto clásico.
- Acción de las cuerdas vocales: Como ya vimos en la primera lección, las cuerdas vocales se hallan en la laringe. Piensa en ellas como unas contraventanas. Mientras respiramos, se abren dejando entrar y salir el aire, pero cuando nos disponemos a cantar, las contraventanas se cierran y sólo dejan pasar un resquicio de luz entre ellas. La presión de la columna de aire que queda debajo de las cuerdas las hace vibrar y se produce el sonido. Este mecanismo es muy delicado y puede dañarse fácilmente si atacamos las notas de forma agresiva habitualmente. El sonido nunca debe explotar repentinamente, por el contrario deberemos procurar que este se produzca siempre de forma gradual y delicada.
- Apoyo diafragmático: Como en cualquier otro momento del canto, pero más especialmente en este, debemos asegurarnos de que la nota que estamos a punto de emitir reciba el apoyo diafragmático necesario; sin pasarnos ni quedarnos cortos. Con esto conseguiremos no sólo dotar a la nota del brillo, afinación y proyección que necesita, sino también evitar que la garganta se cierre interfiriendo así en el sonido que buscamos.
En cuanto a la terminación de las notas, el sonido debe desvanecerse hasta que se detenga de modo natural. Una finalización precipitada o demasiado brusca despertará en el oyente la sensación de que el cantante no ha sido capaz de acabar la frase, ya sea por falta de aire o cualquier otro motivo, estropeando lo que hubiera sido una línea bien cantada.
Y con esto me despido por este mes, como siempre espero que os haya resultado útil este artículo y que continuéis atentos a futuras entradas. ¡Un saludo y hasta pronto!
Manuel Edin
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